
20221123 Supermercados Foto: Carolina Camps
El silencio de los empresarios del artículo es incomprensible desde lo numérico, pero la crisis que enfrenta el sector de consumo de masas es histórico y se expresa con eventos raramente vistos en un modelo económico ultra liberal. El último episodio en el asunto, un cuasi medieval que expone la debilidad de los controles ejecutivos nacionales: como se confirma a Página I12 Importantes empresarios nacionales y extranjeros, hay una invasión de alimentos que ingresan al país, aprovechando los costos muy altos de alimentos y bebidas en las tiendas nacionales.
El problema, que debería ser un fenómeno marginal en condiciones de ventas normales, está en el medio de la malaria del gasto en el hogar un problema central. Tanto es así que los Papas de los Productores de Alimentos (Copal) llevaron el problema al Secretario de Comercio de la Nación, Pablo Lavigne. Le dijeron que, por Bolivia, Uruguay, Brasil y Paraguay, y sin registrarse de ningún tipo, pasan importantes cantidades de cerveza y otras bebidas con alcohol, hierba, harina, café, leche, mermeladas e incluso pasta italiana que se colocan en tiendas de vecindarios (chinos y almacenes) a un mejor precio que el de la competencia local.
Es que la política de Milei de los salarios planchados y la alta inflación en dólares, coloca los precios locales de los alimentos entre los más caros del mundo. Los productos antes mencionados, en la frontera, se pagan hasta tres veces más baratos y se venden aquí en los vecindarios. Por lo tanto, las empresas aseguran que los productos ilegales fingen el mercado y se quejen de que el gobierno los obliga a competir no solo en un escenario recesivo para el consumo, sino también contra los productos que no pagan ni siquiera una cuarta parte de los impuestos que pagan las firmas nacionales.
El gobierno, desconcertado
«Nos dimos cuenta de que cuando íbamos a llevar mercancías a los vecindarios y había productos que no habíamos hecho o la competencia»Un hombre de negocios afectado por el contrabando le dijo a este periódico. Es que el monopolio de la producción de estos productos hace que sea fácil de ver cuando un productor local no fabrica una cerveza. La situación también muestra que la desesperación del artículo para vender se establece incluso en los detalles más pequeños, que en los tiempos de ventas normales no eran más que anécdotas.
Arcor, Molino Cañuelas y varias cervecerías y compañía sin alcohol, entre otras compañías, fueron el mayor énfasis en el tema. El problema era que Lavigne estaba desconcertada por la solicitud del copal. «Bueno, no sé qué decirte, llévame a una forma colocando lo que te pertenece y lo que está de contrabando», dijo el funcionario.
La de las compañías fue una acción desesperada con una respuesta que ya esperaban. Lavigne es un experto en decirles, lo hace en cada reunión, que el gobierno no estimulará el consumo o la competencia de controlar. Paralelamente, el Secretario de Comercio agregó que solicitará reuniones con cada una de las cámaras del sector con el objetivo de abordar el problema.
El problema es que cada tema es importante, hoy: las ventas de las compañías para beber están superando el 18 por ciento y los alimentos entre el 6 y el 8 por ciento. Es decir, no están en condiciones de renunciar a nada.
Los antecedentes, la explicación
El nerviosismo de las empresas, por lo que parece ser un problema menor, tiene que ver con un escenario general de una crisis de consumo muy marcada. Después de su informe habitual de supermercado, la firma de consultoría Scentia envió a sus clientes un trabajo que tiene una medición general del consumo masivo en Argentina.
Se ve allí que la caída más dura es la venta de productos de la canasta básica, en detrimento de los bienes duraderos, que crecen empujados por los sectores sociales que tienen la mayor cantidad de potencia adquisición y esquemas de ventas en cuotas.
El informe de Scentia preciso que tomar los supermercados de cadena promedio, las tiendas de vecindarios, las quioscos, las farmacias y la venta en línea, la caída de ventas fue de 4.3 por ciento de año en febrero. Mientras que si se toman las tiendas mayoristas, el colapso es 7.4 por ciento de año -io.
En el detalle de los sectores, se entiende mejor por qué los proveedores de alimentos y bebidas están incluso preocupados por la más mínima señal de contrabando: la caída de las súper ventas es del 6.5 por ciento; mientras que en los vecindarios alcanza el 12.6 por ciento. En las farmacias hubo un crecimiento del 3 por ciento, en el comercio E, la mejora fue del 16,5 por ciento de año, y en los quioscos las ventas mejoraron el 3 por ciento. Todo se compatió con bases muy malas, pero las instalaciones que venden canasta básica aún no informan mejoras.
Fuente: Página 12