4 noviembre, 2025 3:04 am
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Tony Villavicencio

Hay una pregunta frecuente entre periodistas que acceden a espacios para ejercer sus trabajos: ¿Es posible hacer un periodismo independiente, y al mismo tiempo promocionar tu campaña política criticando a los adversarios? En verdad, es una pregunta con respuesta única: NO.

Quienes ejercemos esta profesión tenemos un compromiso férreo con al menos dos objetivos: uno, subordinado a la misión de llevar al mayor número de seguidores la mayor cantidad y calidad de información que les permita acceder a la más limpia cercanía con la verdad y otro íntimo, pero irrenunciable, es la vocación decidida por defender los principios éticos que deben regir en nuestro trabajo.

Es cierto la crisis económica y moral que hoy castiga al país, nos muestran que por salvarnos, nos olvidamos de la ética profesional y también en casos de las buenas costumbres, pareciera que ahora no son pocos los periodistas, que ocupan candidaturas aspirando un cargo público electivo.

Recuerdo cuando don José María Cantos, no sé si fue en broma o en una propuesta seria, me pidió integrar su lista en la que luego resulto diputado electo y el mismo se respondió ¿Quién se va ocupar de criticar a los políticos?

Sin dudas el fundador que no fue un ilustrado, con el conocimiento de un sabio me trasmitía enseñanza la que sin darme cuenta asumí y me quedo grabado que la ética es parte central de nuestros objetivos como periodistas.

Las consignas éticas en este sentido combinan la independencia y la responsabilidad social, en una actitud de entrega a la sociedad que, teóricamente al menos, tiene una gran semejanza con la actitud ética ideal del político.

Este es un servidor de lo público, que ha hecho de su vida una misión de trabajo y solidaridad. La política se supone una actitud de servicio permanente y no el oportunismo transitorio de los que se quieren salvar con un cargo público.

La herramienta y el objetivo del político es el poder, mientras que para el periodista es el servicio que presta con instrumentos como su compromiso con la verdad. Sin nunca sentirse el dueño de las verdades.

En mi dilatada carrera periodística me permitió conocer numerosos casos de colegas que se fueron a incursionar en la política fracasaron y nunca pudieron volver al periodismo. No es fácil volver de la política y comenzar a reconstruir tu credibilidad como periodista.

Los periodistas deben estar libres de obligaciones hacia cualquier interés que no sea el derecho del pueblo a saber la verdad. Debe evitarse participar en la actividad política, ocupar cargos públicos y tener otro empleo subsidiario.

El ideal ético es que un periodista sea independiente de cualquier compromiso partidista y por eso siempre será un riesgo combinar de manera simultánea oficios en los cuales se tienen dos tareas opuestas.

No me aparto con una mirada objetiva sobre las condiciones económicas en las que nos desenvolvemos buena parte de quienes ejercemos esta profesión y comprendo “Muchos colegas se han visto enfrentados al dilema de tener dos, tres o más compromisos laborales por las condiciones precarias del trabajo de los reporteros y las dificultades para obtener ingresos.

En estas latitudes, viviendo en Monte Quemado y con más de 42 años de ejercer el periodismo observo hay una lamentable confusión en torno al tema. Así, hemos visto que geniales periodistas como fue “Mingo” Schavóni y otros que , incursionaron en la política, fracasaron en la función pública y desde la política jamás pudieron volver a ejercer el periodismo, dejando la enseñanza. El que vende la pluma y la palabra al diablo, nunca más vuelve al periodismo.

DIOS SALVE AL PERIODISMO DE LAS TENTACIONES DE LA POLÍTICA.