- Monte Quemado: tres años de gestión del ingeniero Felipe Cisneros - 4 noviembre, 2025
- Monte Quemado: Fuerza Patria se impuso al Frente Encuentro Cívico y Boggetti destacó el trabajo de la militancia del peronismo de Copo - 28 octubre, 2025
- El Frente Cívico de Santiago del Estero, en las urnas, humilló a Milei y eligió a Suárez como gobernador - 28 octubre, 2025
Durante décadas, la política en Monte Quemado ha sido más un factor de división que de construcción colectiva. En general, la política suele generar tensiones porque implica disputas por el poder y decisiones que impactan directamente en la vida de todos. Las diferencias ideológicas y de intereses pueden conducir a la polarización, pero en nuestra ciudad la fractura social no respondió tanto a ideas, sino a personalismos.
A lo largo de 40 años, el enfrentamiento entre dos sectores del peronismo —ambos centrados en figuras y no en proyectos— marcó la historia local. La disputa por el poder se convirtió en una lucha por todo o nada: quien ganaba se quedaba con todos los recursos y espacios, mientras que quien perdía quedaba excluido por completo. Esta lógica generó una silenciosa pero profunda fragmentación social que desvirtuó los valores democráticos y minó la posibilidad de construir comunidad.
Hoy, con el gobierno del ingeniero Felipe Cisneros, se abre una nueva etapa. Más allá de errores y aciertos, hay una clara voluntad de romper con esa lógica de exclusión, construyendo una gestión más inclusiva, plural y democrática. El actual intendente, con plena conciencia de la historia política local, promueve políticas públicas pensadas para incluir a los sectores históricamente postergados, poniendo el foco especialmente en la infancia, la adolescencia y la juventud.
Aunque no se difunda con estridencia, la gestión de Cisneros prioriza un enfoque comunitario, educativo, social y deportivo. Las obras públicas se planifican con una mirada de largo plazo, integrando criterios de equidad, inclusión y desarrollo sostenible. Hay una intención firme de que las políticas lleguen a todos los barrios, especialmente a los más vulnerables, y de que niños, niñas y jóvenes no sean solo destinatarios pasivos, sino protagonistas del cambio.
Desde nuestra experiencia recorriendo distintas localidades de la provincia, notamos que Monte Quemado empieza a marcar una diferencia: se promueve la participación ciudadana, se combate la desigualdad con hechos concretos y se abren espacios donde la comunidad puede ejercer control social sobre la gestión.
Sabemos que aún queda mucho por hacer, pero también es cierto que se han sentado las bases para superar esa larga historia de fragmentación. El desafío ahora es sostener este camino y consolidar un modelo de ciudad donde el lugar en el que uno nace, crece o se educa no determine su destino, sino que sea parte de un entramado justo, equitativo y solidario.
