4 noviembre, 2025 9:09 pm
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Tony Villavicencio

El acto por el Día de la Independencia, celebrado en la Plaza del Bicentenario de Monte Quemado, fue una verdadera manifestación del pueblo copeño en defensa de su identidad nacional y de los valores fundacionales de libertad, igualdad y patriotismo. Frente a un gobierno nacional que parece decidido a vaciar de contenido simbólico y real esos ideales, la comunidad respondió con compromiso, emoción y unidad.

La Municipalidad, bajo la gestión del intendente Felipe Cisneros, organizó una conmemoración que no sólo evocó aquel histórico 9 de Julio de 1816 y la ruptura con la corona española, sino que también sirvió como espacio de reflexión sobre el presente de la Nación. En este contexto, se alzaron críticas al presidente Javier Milei por su decisión de no participar del tradicional acto nacional en Tucumán, en un gesto que muchos interpretan como una muestra más de desprecio hacia la historia y los símbolos patrios.

La Argentina atraviesa un proceso de deterioro preocupante, no solo en lo económico y social, sino también en lo simbólico y cultural. Costumbres, valores compartidos y formas de convivencia que nos definieron como Nación, hoy están siendo arrasados por un proyecto político que promueve el individualismo extremo y el desarraigo.

El gobierno de Milei milita abiertamente en favor de ese desmantelamiento. Ninguna administración reciente ha demostrado una actitud tan explícita de desprecio hacia los valores patrios. Mientras el pueblo argentino, desde Jujuy hasta Tierra del Fuego, salió a las calles a conmemorar la Independencia, el presidente optó por ausentarse, confirmando su indiferencia hacia la historia y el destino común de los argentinos.

Monte Quemado fue parte de esa expresión colectiva. Con la participación de instituciones educativas, fuerzas de seguridad, organizaciones civiles y vecinos, el desfile patriótico fue un acto de reafirmación nacional. Pero también, un mensaje claro al Gobierno Nacional: la Patria no se entrega, no se vende, no se olvida.

Desde esta tierra santiagueña se alzó una voz crítica frente a una gestión que parece empeñada en borrar nuestras raíces, despreciar nuestras tradiciones y oponerse incluso a las manifestaciones más genuinas de nuestra cultura. El vaciamiento simbólico de la Nación no es una casualidad: es parte de una ideología que reniega de lo colectivo, de lo democrático y de lo argentino.

Negar la Patria es negar la comunidad política a la que pertenecemos. Los antiguos griegos llamaban “idiotes” a quienes se desentendían de lo público, del interés común. Hoy, esa misma actitud se expresa en políticas que nos conducen a un aislamiento identitario y a una peligrosa sumisión internacional.

Desde Monte Quemado denunciamos que este debilitamiento sistemático del amor a la Patria es profundamente antidemocrático. Pero también afirmamos, con orgullo, que en el Departamento Copo somos cada día más los que defendemos la bandera, los valores nacionales y el sueño de una Argentina libre y soberana.

Los argentinos repudian con razón los gestos y decisiones de un presidente que jura lealtad a potencias extranjeras, confundiendo respeto por otras naciones con subordinación. Esa lógica de sumisión —incluso celebrada como “libertad”— nos está arrastrando hacia un destino colonial, donde el pueblo queda sometido a los intereses de los poderosos.

¡Dios salve a la Patria de los traidores!